Terato

Frente a instituciones de rumbo sinuoso, ¿puede pensarse en una posible teratología institucional?

Terato

Frente a instituciones de rumbo sinuoso, ¿puede pensarse en una posible teratología institucional?

 

Por Flavio Ismael Lowenrosen[1]

 

Una tarde calurosa de algún mes veraniego en un año pasado, indeterminado, difícil de encontrar en el almanaque, cuando las aceras estaban pulcras y sin ”protuberancias” o “huecos” que deben ser esquivados, cuando el sol desde cualquier pasaje porteño se veía a simple vista sin que el smog o altos bloques de cemento lo oculten, cuando los ruidos en la vía pública eran a causa de un “tututu” que hacía el claxon del vehículo de una persona cuando saludaba a un conocido, o del grito de gol que salía de alguna radio a transistores que pegada al oído escuchaba un fanático en las calles; un galeno de animales, conocedor y estudioso como pocos de su profesión, flaco como perro de botón[2], y con la azotea mas blanca que el hielo que cubre la Antártida, mientras en el marco de un control de rutina (a los efectos de poder determinar si su paciente tenía, o no, distocia[3]) le hacia un tacto a través de la cloaca[4] (esquivando con sus dedos de organista el escudo anal[5] del testudo) decía con la erudición propia del rey de la comarca: “Con los niveles a contaminación actual, algunos herpetones nacen teratos”.

 

¿Qué quiso decir con su frase quien en ese momento oficiaba de proctólogo de una anciana quelonia de caparazón marrón-amarillento llamada Perlita?. Simplemente que la polución ambiental puede traer consecuencias nefastas en la herpetofauna[6], haciendo que las crías nazcan con deformidades extremas, y que, por ende, se los vea luego que hayan roto el cascaron de huevo -en el cual  se desarrollaron- como verdaderos y exóticos monstruos, algunos bicéfalos[7], otros con cinco patas[8], otras policéfalas y con cinco o más patas a la vez[9], etc.

 

Mientras el quelonio metía el largo cuello dentro de su caparazón[10], pensamos que, en síntesis, el facultativo de animales no humanos, nos dijo que la contaminación ambiental destruye la fauna, pudiendo convertir a miembros de esta ultima en verdaderos “monstruos”.

 

Este concepto, el relativo a que la contaminación pueden convertir en “monstruos” (teratos) a los seres, en principio propio de la biología y la zoología, de la medicina, de la veterinaria [11], es decir de las ciencias naturales ¿podrá exportarse a las ciencias sociales, para definir a las instituciones que malversando su finalidad se deforman y no cumplen los fines para la cual han sido creadas?

 

La teratología[12] consiste en estudiar malformaciones genéticas que, desde la concepción popular, convirtieron en “monstruos” a los seres humanos y no humanos. De hecho, el objeto de esta ciencia consiste en el estudio de las anomalías y monstruosidades del organismo animal o vegetal[13].

 

Vendría a ser, la teratología, el estudio de aquellos organismos que, por sus anomalías, no responden a un patrón común, siendo estas malformaciones usualmente causadas u originadas como consecuencia de anomalías desarrolladas en la etapa embrionaria[14], por ejemplo, las crías de cerdas sin vitamina A, nacían sin ojos y concluyó que este déficit podía perturbar los factores que controlan el desarrollo ocular[15].

 

La palabra “teratología” se refiere a aquellos factores y agentes no genéticos (es decir ambientales), que, si llegan al embrión y feto a través de la madre, producen alteraciones del desarrollo y defectos congénitos, sean físicos, psíquicos, sensoriales, etc. Por ello, a los factores ambientales que alteran el desarrollo embrionario se les llama tertatógenos[16].

 

Por eso, las palabras dichas con aceleración por quien revisaba, si la quelonio hembra tenía huevos retenidos (mientras pensaba en si su  almuerzo consistiría en uno de gallina), resultan claras en cuanto a que factores externos,  provenientes del ambiente, pueden alterar el desarrollo del embrión generando defectos síquicos y físicos, consistentes estos en enfermedades o en malformaciones.

 

Así las cosas, podemos decir que la teratología es el nombre que se le da al estudio del crecimiento anormal[17].

 

Queda claro, entonces, que la teratología se relaciona como ciencia con las ciencias naturales, como ser la zoología, la biología, la medicina y la veterinaria[18], y acá nos vuelve la inquietud que antes manifestamos: ¿Puede hablarse de Teratología socio-institucional, cuando se analiza  la alteración de las conductas sociales, o la malversación de la finalidad de las instituciones estatales, con base esto a que ella (la finalidad) se ha degenerado como consecuencia de decisiones y conductas adoptadas con base a planteamientos e intereses que les han hecho perder el sentido que sustentó su creación?

 

Se advierte, en principio, que a partir del siglo XX el estado incorporando múltiples funciones, ha excedido claramente la idea primaria para la que ha sido esencialmente creado como ser brindar seguridad, salubridad, higiene, educación y acceso a los servicios públicos de sus habitantes[19], lo que conformaba el viejo concepto de la noción de poder de policía[20].

 

El crecimiento exponencial de la actividad regulatoria del Estado en los últimas décadas, probablemente pensado con el legítimo objetivo  de brindar más y mejores servicios a sus ciudadanos, mas protección a estos como consecuencia de los eventuales abusos frente y ante posiciones dominantes a la que podrían estar expuestos y quizás también fundado en la necesidad de crear estructuras burocráticas que generan puestos administrativos, ha producido un impacto en la sociedad en su conjunto, en el mercado económico, en los costos[21] y en el acceso a bienes y servicios, como también en la organización estatal y, lógicamente, en el numero de instituciones que la integran.

 

La ampliación de las funciones y actividades previstas en origen para el Estado no desmadra su finalidad, cuando tal incremento sea necesario, razonable, lógico y armónico no generando inequidades ni prebendas, y tenga por intención, básicamente, satisfacer el bien común mediante la prestación de servicios y el control de las situaciones de manifiesta desigualdad, que conducen a que deba regular ciertas actividades.

 

Por el contrario, lo que sí distorsiona la esencia que dio lugar a la creación del Estado es la eventual desviación que pueda generarse en el cumplimiento de sus actividades, como consecuencia, por ejemplo:

·        De desorganización,

·        De superposición de funciones,

·        De ausencia de profesionalización en su actividad,

·        De retardos en su gestión,

·        De prestación deficiente (o no prestación) de servicios públicos básicos cuya obligación (en orden a su conformación y constitución al momento de crearse) es brindarlos en condiciones de regularidad, continuidad y universalidad, y

·        De decisiones que promuevan la desigualdad y/o la obtención de privilegios o beneficios incausados por parte de uno sobre otros.

 

Cuando sucede alguna o todas de las circunstancias de lo señalado en el párrafo anterior, el Estado tuerce el rumbo, perdiendo esencia su finalidad, su razón de ser.

 

Esa malformación puede provenir de su propia gestación, es decir de vicios estructurales existentes al momento de gestarse, o como consecuencia de factores externos que insertados en la sociedad influyen en los decisores a través de la presión social  y/o de presión mediática a través de información  que es brindada por los medios de comunicación tradicionales o mediante las llamadas redes sociales[22], y/o querulomanía[23] infundada[24], y/o de lobby y/o de la intención de obtener beneficios espurios, ello con el objeto de obtener ventajas o prebendas para algunos, o de lograr que cierto grupo o sector sea perjudicado.

 

 

En este contexto, podemos señalar que pierde el rumbo el Estado y sus instituciones, que desvirtúa su finalidad, que se malforma genéticamente cuando, entre muchísimos otros ejemplos:

·        Demora en resolver (administrativa o judicialmente) las pretensiones de los administrados y demás justiciables, lesionando así el derecho a una decisión que sea emitida en tiempo oportuno, vulnerando el derecho de defensa de la persona humana[25].

Si los expedientes judiciales y administrativos “duermen” y no son resueltos, las personas cuyas pretensiones  lucen en los mismos (y también quienes son objeto de reclamo en ellos) viven con incertidumbre, ya que no obtienen el derecho (o no se liberan de la carga) en el momento oportuno. Incertidumbre que afecta psíquicamente a las personas, pero también en aristas familiares y económicas, pues si la respuesta llega, por ejemplo, diez (10) años después del momento en que se vertebró la solicitud, la necesidad y situación de la persona reclamante o accionante –en el momento de obtener respuesta- va a ser otra, no la que vertebró al efectuar el reclamo o la acción.

·        Adopta decisiones destinadas a lograr que un grupo se mantenga apaciguado o no confronte a quienes dirigen los destinos de gobierno, evitándole imponer una carga, la que si recae sobre el resto de la sociedad y hasta sobre quienes ingresan a ese grupo a partir de un momento determinado.

Por ejemplo, si los miembros de un sector no soportan determinada carga, pero la misma se le impone a quienes ingresan al entran al sistema a partir de un momento especifico, se generan varias situaciones, algunas jurídicas, pero otras sociales,  como ser que podría disuadir a nuevas personas a incorporarse a ese sistema en la medida que se le impongan cargas que los que ya están en él no tienen ni tendrán cualquiera sea la posición que en el futuro ocupen en el sistema.

De este modo, el sistema podrá cerrarse, lo que conspira contra la renovación de “ideas” que se da a partir de la incorporación de nuevos miembros y que, por ende, es necesaria en toda estructura institucional y/o social.

·         Los cargos en las instituciones estatales son ocupados, en ocasiones, por personas que ingresan, no por mérito sino por cuestiones familiares, políticas, etc; y hasta se crean cargos por ese motivo o razón.

 

Amén de los desvíos propios al momento de gestarse, o a lo que sea inducido por el “medio ambiente” social,  no podemos perder de vista que también los integrantes de la sociedad tuercen su rumbo, por ejemplo y entre otras cuestiones, cuando rompiendo el “pacto social” que dio lugar al nacimiento del Estado:

·        Persiguen obtener beneficios incausados que se extienden desde la simple “avivada” de ingresar sin pagar al uso de servicios públicos[26], hasta otras de cualquier naturaleza, y limitan su opinión libre, respetuosa y fundada a los efectos de no ser objeto de  discriminación o sanción por parte de la sociedad[27], o de las instituciones estatales[28].

 

En este último caso podemos decir que hay una cierta “adaptabilidad” del comportamiento al medio, ello a los fines de poder continuar integrado a él, lo cual redunda en la libertad de opinión y hasta desvaría el rol que le cabe a los individuos en la sociedad[29].

 

Por lo expuesto, brevemente y a modo de ejemplo, puede concluirse que se distorsiona el sentido del pacto que dio lugar al nacimiento del Estado, y que esto puede ser como consecuencia de los vicios que concurrieron al momento de su creación o en virtud de cuestiones externas (socio-ambientales) que conducen a que éste pierda su fisonomía pretendida, y se convierta en un “terato”, el cual  es distinto al “leviatán” pues este fue creado quizás con ese fin, mientras el “terato” está malformado por defectos constitutivos o por la intromisión de factores externos.

 

Es por ello que, cabría pensar si habría que considerar si estamos en el ámbito de la teratología, en este caso institucional, ante todo análisis sobre  las malformaciones que acometen al Estado, como consecuencia de vicios al momento de constituirse o de factores externos de carácter social, y que le hacen perder el rumbo esencial, protectorio y de garante de los derechos básicos de sus habitantes, para el cual ha sido creado.

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